Un nuevo día

por Lorena Noriega

Hoy me desperté con un poco de resaca por todo lo bebido la noche anterior y con un único deseo y convicción: tenía que matar. Hoy era ese día, el momento que durante varios años había pospuesto.

Ese deseo estaba totalmente internalizado y arraigado en mí, creciendo día a día durante varios años siendo rechazado una y otra vez por mi fuerte convicción moral sobre lo bueno y lo malo. Siempre mantenía en mi mente la idea de que no era lo correcto, que mi vida podía dar otro giro que lo mejor era olvidar ese pensamiento.

Seguí con mi vida manteniéndola tan ordinaria como podía, luchando por evitar detenerme en esos deseos y pensamientos.

Cumplí con los requisitos que la sociedad pedía de mí. Completé mi educación, tenía un trabajo estable, estaba pagando mi departamento. Pagaba puntualmente mis impuestos, tenía a mis amigos y visitaba a mis padres con regularidad los fines de semana. En mi trabajo tenía un puesto respetable el cual conseguí a base de esfuerzo constante por algunos años.

A pesar de eso me sentía vacía, estaba cansada de esta vida sin sentido así que he decidido voltear a mis deseos. En realidad, no los he olvidado por completo, de vez en cuando en aquellas noches interminables pensaba en qué hacer, en cómo hacerlo.

Saco de mi cajón un pequeño envoltorio que contiene una pistola y unos cuantos cuchillos. La miro y recuerdo la adrenalina que llenó mi cuerpo cuando tomé clases de disparos y pude usarla por primera vez. Acaricio el envoltorio unos instantes. Lo guardo dentro de mi bolsa.

-Hoy es el día

Sonrío, me levanto de la cama y comienzo mi rutina; me baño, desayuno. A cada instante me siento emocionada, llena de vida ¡Finalmente algo que me interesa, que me proporciona esperanza!

Me preocupa un poco como elegir a la víctima, pero prefiero desayunar y evitar ese tipo de preocupaciones, dejare que el azar decida limitándome a pasear por las calles y veremos qué surge.

Termino el desayuno y me alisto, me arreglo como si me preparara para una cita, elijo un vestido floreado, aliso mi cabello y me pongo un poco de maquillaje. Quiero verme inocente para no alejar a una posible víctima. Finalmente estoy lista y salgo de mi casa preparada para cumplir mi objetivo.

Apenas he avanzado unos metros y se detiene un taxi frente a mí, el hombre al volante me pregunta si no quiero que me lleve y decido aceptar, le digo que no soy de aquí y que quiero conocer un poco la ciudad, él sonríe y me dice que me llevará a un lugar impresionante de la ciudad. Arranca, no prende el taxímetro. Le digo que me alegra encontrar alguien tan agradable y le comento que mi celular se ha quedado sin batería, parece muy animado.

Me pregunta por mi familia, le digo que discutí con mi mamá y me vine para acá, que ella no sabe dónde estoy. Parece emocionarse más, trata de ser simpático y amigable dándome la razón sobre la pelea con mi madre. Sigue manejando y me doy cuenta de que se aleja de la ciudad. No creí que fuera tan fácil. Me dice que me llevará a conocer unas ruinas mágicas, y yo finjo inocencia, sonrío y le agradezco, le pido que me cuente la historia de las ruinas, el empieza a inventar historias extrañas.

Se aleja de las zonas pobladas, sigue por un camino de terracería, esto no podría ser mejor, avanza atravesando una zona llena de árboles. Meto mi mano en la bolsa. Me dice que casi llegamos, no hay nada en los alrededores.

Para el carro.

Disparo, disparo, disparo.

Lorena Noriega es escritora de cuentos cortos realistas, de fantasía y ciencia ficción. Directora editorial en Editorial La Confianza y Beyond Dimensions, traductora y maestra de español para extranjeros. Estudió Lengua y literatura hispánicas en la UNAM y tiene una Licenciatura en Educación por la Universidad de Guadalajara y una Maestría en Apreciación y creación literaria por la IEU. Ha publicado en revistas digitales y ediciones impresas, como la colección Postales literarias (UNAM, 2018). Su libro Cuentos maravillosos de Raverenia ha sido publicado por Beyond Dimensions. El propósito de su escritura es sacudir a quien la lea y llevarle a la reflexión.

Deja un comentario